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Los cargos en medios son transitorios y misioneros

Por Helen Stojilkowic

Desde hace unos doce años mientras estaba en una habitación de hotel en la ciudad de Barinas, en mi país Venezuela recuerdo que no podía dormir después de un arduo entrenamiento en manejo de GPS y cartografía y decidí encender la luz, de pronto mientras oraba vino a mí una voz interna que decía

“Después del poder del Espíritu Santo, el testimonio del Cuerpo de Cristo y la oración intercesora, los medios de comunicación social son el arma más potente para provocar un avivamiento espiritual de un territorio”.

 Wow! Señor…qué quieres que los comunicadores hagamos? porque los medios en si no son nada sin los comunicadores; fue desde entonces que me hice más consciente de mi rol de transformadora en cualquier territorio donde Dios me asigne, porque he entendido que los cargos en medios públicos – en los que más Dios me ha llevado a desempeñarme – son transitorios y misioneros, de allí que la administración o mayordomía de ese gran poder llamado medios de comunicación cobra una gran importancia.

¿Cristianos en política o cargos públicos? Sí, Dios está interesado en cada una de las esferas de la sociedad. El desea que sus principios restauren su diseño original de todas las cosas. Solo que advierte algo: los cargos que los hijos de Dios asumen son transitorios y misioneros.

Transitorios, porque una vez que vence el periodo es un riesgo que el cristiano pretenda perpetuarse en el poder dando lugar a su ego antes que al propósito de ayudar y ser la voz de los  más débiles y vulnerables, de dar equilibrio y equidad en sociedades injustas.

¿Misionero? Porque donde llega un embajador de luz y verdad cosas para bien deben ocurrir. Ejemplo: vidas restauradas, familias más unidas, mejoras en hábitos y beneficios financieros de las personas a cargo, aumento de calidad de vida (salud, vivienda, disfrute de vacaciones) y un mejor clima laboral.

Todo lo que acabo de mencionar es reflejo del establecimiento del Reino de Dios en la tierra. Dios está interesado en avivar nuestras vidas espirituales para luego provocar transformaciones.

Miremos el ejemplo bíblico de la vida de Daniel y descubramos una inspiradora historia que hoy puede ser replicada en nuestras vidas y lugares de trabajo.

Si un cristiano está en un cargo público debe sentirse la diferencia. Las huellas de Jesús deben quedar, sus manos deben ayudar, sus ojos deben consultar y dar seguridad, sus ideas deben apuntar a un desarrollo integral de los individuos que forman parte de la institución. Esto aplica en cualquier nivel de responsabilidad. Desde el aseador hasta el asesor o gerente de una cartera ministerial. Si esto no ocurre, es hora de revisarnos.

¿Estoy amando a mi prójimo como reflejo del amor de Dios manifestado en mí? El sólo hecho de hacer una lista de chequeo con los diez mandamientos ( Éxodo 20) puede ser el inicio del indicativo cómo está nuestra vida espiritual y su impacto en el territorio que nos fue asignado.

En próximas entregas detallaré sobre ideas para avivar tu lugar de desempeño y cómo hacer de los medios un instrumento de avivamiento en tu sociedad.